Reseña: «El Silencio de Sara» de Rayco Cruz (Editorial Mercurio)

El
pueblo de Monteverde, en Gran Canaria, siempre ha sido apacible y
tranquilo. Esa tranquilidad se ha roto por la aparición de una niña
pequeña de apenas diez años. Tiene la mirada perdida y está sucia y
desaliñada, como si llevara días perdida en el bosque.

No habla.

Sólo está ahí.

En primer lugar nos detenemos en la portada obra de José Gabriel Espinosa. En ella podemos atisbar la silueta de una niña sobre la luz proyectada de los faros de un coche. La escena sucede en un bosque en penumbra, dando a toda la imagen un fondo tenebroso. Es una muestra de lo que nos espera tras adentrarnos en la novela.

Entremos en materia. Rayco nos presenta una historia que baila entre el thriler y el misterio con algún toque de ciencia ficción. Lo que en principio puede ser un hecho aislado que revoluciona la cotidianidad de una población pequeña de las islas es, en realidad, el inicio de una sucesión de persecuciones y huídas que no nos dejarán ni un instante de respiro. El escritor nos introduce, entre claves que iremos desgranando según avance la trama, en la vida de una joven psicóloga que se enfrenta al cuidado de una pequeña niña que ha aparecido de la nada en el pueblo. La infante no emite palabra alguna pero se establece entre ellas una conexión más allá del simple cariño. Poco a poco se irá desvelando las peculiaridades de la joven y las razones de su búsqueda incansable por parte de sus enigmáticos perseguidores. A la narración tradicional y lineal de la trama principal, le sumamos episodios oníricos y flashback, lo que rompe con la estructura y refresca la lectura de la obra.

Rayco cambia de registro, dejando aparcada la fantasía más épica, la magia y Árgoth, para adentrarse en el misterio. Con una prosa fluida y dinámica, el viaje propuesto por el autor nos atrapa y enreda. 

Como conclusión, recomendamos esta novela y nos congratula ver a Rayco probándose en otros géneros. Aun así, esperamos que no olvide los buenos ratos que nos hace pasar con Árgoth Grandël.

 NOTA 8 / 10