Relato: LA CARTA

LA CARTA

Vigésimo séptimo amanecer tras el solsticio de invierno

Querida Madre,

Os escribo y, a su vez, deseo que no tengáis que leerla esta misiva, pues su lectura indicará que estoy lejos de vuestro lado y, lo más probable, que no volvamos a vernos. He tenido que tomar la determinación de alejarme de la zona de influencia del Lord y sus secuaces. Supongo que no entenderéis nada de lo que os digo por lo que voy a comenzar desde el principio.
Hace dos meses me ascendieron en mi trabajo en la Torre Negra del Castillo de Lord Ajash. Sé que siempre la he dejado creer que pertenecía a la Guardia del Lord, pero he de reconocer que me avergonzaba del trabajo que debía de hacer. Mi ascenso fue a Jefe Nocturno de las Mazmorras. Si madre, he tenido que hacer cosas de las que no me siento muy orgulloso. He realizado actos deleznables propios de los custodios del Infierno. He doblegado la voluntad de decenas de hombres en búsqueda de información para el Lord. Pero es lo que ha acontecido en este último mes lo que me ha hecho recapacitar y tomar esta determinación ¿Por qué he llegado a ser lo que he sido?, ¿qué me ha permitido cambiar antes de que mi alma se perdiera entre las tinieblas?, y si tan duro ha sido llegar hasta ahí, ¿por qué huyo como alma acosada por los habitantes del Averno? La respuesta a ambas preguntas es Ahlasiara. Tenía razón cuando me decía una y otra vez que “el destino no se haya entre los dioses, sino en que provienen de los labios de una mujer”. Ella ha cambiado mi vida para siempre. Sé lo que pensará Madre pero no me he dejado embaucar o al menos así lo siento. Todo pasó sin más. En mi primer día como responsable de las mazmorras privadas del Lord, sí Madre dispone de unas mazmorras solo para sus perversiones, me encontré a decenas de mujeres mucho más jóvenes que yo, algunas más bien niñas, torturadas y con su alma desgarrada. Este noble caballero dedica sus noches a vejar y maltratar a mujeres ¡Tal es su sadismo! Intenté que sus miradas y gritos no rompieran mi corazón. He de reconocer que me había convertido en la sombra de lo que se esperaba de mi, pero algo sucedió. La conocí a ella. Una mujer indómita que plantaba lucha cada vez que el Lord la reclamaba. Su cuerpo está repleto de marcas fruto de su inquebrantable resistencia. Eso no hacía más que aumentar la frecuencia de este desalmado en intentar doblegar su espíritu, pero hasta la fecha no lo había logrado. Hace dos noches pude escuchar los planes del que tenía reservado para ella y supe que tenía que hacer algo. Sé que me he jugado mi vida y, en lo más hondo de mi corazón espero estar equivocado, el suyo. Comencé a tramar un plan para conseguir su liberación. No fue hasta entonces cuando decidí hablar con ella. En un principio se mostró reacia a escucharme e incluso tengo una fea herida en el rostro como muestra de nuestro primer encuentro pero conseguí hacerme escuchar. Esta noche hemos conseguido burlar la guardia que protege las mazmorras, gracias a la sombra etílica que dominan a mis deshonrosos compañeros carceleros. Se ha iniciado un camino del que sé que no hay vuelta atrás.
Le escribo estas letras desde el umbral del que ha sido mi hogar con usted y que tantos recuerdos me traen. He dispuesto no despertarla pues sé que la partida se me haría imposible. Junto a esta carta he dejado parte de los ahorros de los que dispongo para ayudarla en los momentos duros que han de venir. El resto espero que me proporcione los medios para empezar al lado de la mujer que me ha rescatado, pues no he sido yo el héroe sino que su fuerza es la que ha roto el velo que me cegaba.
No sé que me deparará la fortuna pero hoy me siento libre y dichoso.
Siempre suyo Madre
Su hijo.
Ruego que destruya estas letras pues no podría soportar que le causara ningún problema más mi huida.

Nota: Relato presentado al V Concurso de Literatura e Ilustración Fantástica (2013) de La Era del Caos en la categoría de Relato Corto. Aquí os dejo el link del relato en la web de La Era del Caos