Primer temporada de Juego de Tronos by Abel Murillo

Primer temporada de Juego de Tronos by Abel Murillo
Primer temporada de Juego de Tronos
by Abel Murillo

Ya ha pasado un año desde que HBO estrenara el proyecto más ambicioso y arriesgado en el que una productora jamás se pudiese embarcar. Y no es que se dudara de la calidad de la que, para mí, es la mejor productora de series del momento. Ya atesoraron nuestro respeto mostrando cuál podía ser su potencial con series como Roma, Hermanos de Sangre o Los Soprano. Lo arriesgado del proyecto era, sin duda, llevar a la pequeña pantalla la que es, en la actualidad, la mejor saga de fantasía épica contemporanea. Me refiero a Canción de Hielo y Fuego, de George R. R. Martin.

No hay duda de que la legión de seguidores, entre los que me incluyo, de esta serie de libros estában esperando que alguien tomara las riendas de este desafío. Jackson ya se coronó con El Señor de los Anillos, ahora tocaba empezar a barajar quién lo haría con la obra de Martin. Y ahí fue donde HBO, visionaria y atrevida como siempre, puso toda la carne en el asador. Una obra tan basta y rica en detalles no podía limitarse a un film, por muy larga que fuera la duración del mismo y por mucho que luego sacaran las conocidas versiones extendidas de coleccionista, el metraje del director y demás material. No, una saga así merecía diez horas de metraje. Era la única forma de satisfacer a sus lectores.

El principal obstáculo no era el presupuesto ni los medios, de hecho no se ha escatimado en ellos ni un ápice, si no en cumplir las expectativas de los fans de Canción de Hielo y Fuego. Miles de lectores en todo el mundo, decenas de miles… Millones! Y todos con la mirada puesta en cada noticia, en cada rumor que traía consigo la red. Un público difícil de enganchar, pues es bien sabido que aquellos que leen un libro con tanta pasión que llegan casi a idolatrarlo, nunca llegan a estar conformes con lo que el séptimo arte les brinda. Ese era el gran escollo, y había que vencerlo.

La ambición de los productores llegó a tal punto que anunciaron que su intención no era otra que hacer una temporada por libro. Eso nos lleva a un total de siete temporadas. Los cuatro primeros tomos están editados y traducidos al español, el quinto libro saldrá en breve y pronto llegará a nuestras tierras. Tal era la confianza de los creadores de la serie. Depositaban sus esperanzas en un proyecto que les podría llevar a la cima o hundirlos en los Siete Infiernos. La cosa empezó a pintar mucho mejor cuando el propio Martin, escritor y creador de la saga, decidió tomar parte en el asunto e involucrarse como productor ejecutivo de la misma. Ken Follet hizo lo propio con Los Pilares de la Tierra, y el resultado fue notable.

Así fue como llegó Juego de Tronos, la primera temporada a la que da nombre el primer libro de la heptalogía de Martin. Ambientada en un fantástico mundo con toques medievales llamado Poniente, lleno de traiciones, conspiraciones, amoríos, amistades, ingenio y lujuria. Con unos personajes que rebosan personalidad y carisma a partes iguales, sin dejar indiferente a nadie que crea ser capaz de conocerlos. No desvelaré nada de la trama, pues prefiero que os llevéis vosotros mismos las sorpresas tal y como me las fuí llevando yo cuando leí el libro y posteriormente cuando vi la serie. Sólo os diré una cosa… Los hobbits de Tolkien no sobrevivirían en el mundo de Martin.

En cuanto a la serie, pues sólo decir que quedé prendado de ella nada más comenzar el primer capítulo. Fue un flechazo, sin duda. Sabía desde el principio que estaba viendo algo que va a cambiar el concepto que teníamos sobre las series de televisión. Esa absurda idea de que jamás podrán competir con la gran pantalla, por presupuesto y por prestigio. Juego de Tronos es la prueba de que esto no tiene por qué ser así. Para empezar, la serie cuenta con un gran reparto, encabezado por Sean Bean (Boromir, en ESDLA), Lena Headey (300 y Crónicas de Sarah Connor) y Peter Dinklage (Crónicas de Narnia), entre otros rostros que le sonarán al espectador. Sus actuaciones son dignas de mención, en especial la joven Emilia Clarke en su papel de Daenerys Targaryen o Jason Momoa como el poderoso Khal Drogo. Todo el reparto hace una labor encomiable para que los personajes que interpretan sean el reflejo más cercano a lo que Martin nos mostró en sus páginas. Misión cumplida.

Los escenarios son de lujo, con muchas escenas de exteriores y unos decorados que te hacen pensar que realmente esos reinos pueden llegar a existir. La fotografía y las localizaciones, entre ellas se encuentra Malta, son acertadísimas y hacen que resulte más sencillo imaginar cómo sería Poniente si en verdad existiera. La camara hace el resto, hilando muy fino realidad y ficción para firmar una labor impecable.

¿Cuál es el resultado de todo esto? Legiones de seguidores de la serie, tanto los que ya leímos el libro como los que no lo hicieron (otra magia de esta obra maestra es que engancha tanto a los lectores consumados de Martin como a los que no habían oído hablar jamás de él), un merchandising que hace engordar las arcas de los productores, una revolución en la red para descargarse los capítulos en VOSE, eventos, concursos… Una auténtica revolución que afianzan el éxito de HBO una vez más. Lo lograron, aún no había acabado la serie y la gente ya los conminaba a que se pusieran a trabajar en la segunda temporada. Las masas piden a gritos Choque de Reyes. Y después pedirán Tormenta de Espadas y Festín de Cuervos, y Danza de Dragones… Y así hasta que plasmen los siete libros con los que Martin ha rediseñado la fantasía épica. El hombre que le ha lavado la cara a un género maltratado e incomprendido por muchos. Gracias Maestro y gracias HBO.

Esta es mi humilde opinión, mi crítica objetiva de lo que me parece que está siendo un auténtico fenómeno. Siempre tendrá detractores, desde luego, y esperemos que no falten. Ya sabemos que podrían haberse currado unas lentillas violetas para los Targaryen, haber buscado gente más rubia para los Lannister y evitarse las pelucas, y ya sabemos que los lobos huargo son huskys siberianos… Pero, ¿qué más da? Hace unos años, cuando leí por primera vez Juego de Tronos y me quedé prendado de aquel libro, pensé… Joder, alguien debería llevarlo a la pantalla. Soy un tipo afortunado, mis deseos se cumplen…