TANTO POR LO QUE PAGAR Apenas había amanecido y se iniciaba otra dura y larga jornada de trabajo. Desde la llegada de los forasteros hacía ya una semana, la aldea se había relajado y eso le venía más que bien a la posada. Las cenas se habían multiplicado por tres y hasta había tenido que contratar a Eda, la tercera hija del herrero. Todo había […]